Manteniendo un crecimiento constante, este año 2024, Triple P - Programa de Parentalidad Positiva basado en evidencia, está disponible, de manera gratuita para las familias chilenas, en más de 100 comunas del país, gracias a las iniciativas de la Subsecretaría de la Niñez y la Subsecretaría de Prevención del Delito, como parte del Programa Apoyo a la Crianza y el Programa Lazos, respectivamente. Así también, algunos municipios decidieron implementar Triple P de forma directa.
Llegar a todas las regiones, a casi un tercio de las comunas del país, es un desafío para cualquier programa, y para todos los actores clave que impulsan su continuidad. En primer lugar, el Estado prioriza la implementación de un programa basado en evidencia para apoyar a las familias, y lo refleja en la ley de presupuestos, lo que se traduce en recursos para su administración, gestión y fortalecimiento.
En segundo lugar, las instituciones públicas, que cumplen su mandato institucional a través de entregar apoyo a la crianza de niñas, niños y adolescentes, generan las condiciones organizacionales y de liderazgo para que el programa se pueda implementar en los distintos municipios. Las instituciones son las que instalan equipos y construyen la estructura necesaria para que el servicio esté disponible para las familias, generando redes interinstitucionales, asegurando la rendición de cuentas entre niveles de gestión.
En tercer lugar, los equipos de profesionales en terreno se preparan adecuadamente para fortalecer las distintas habilidades necesarias para entregar el programa con fidelidad, apoyando y acompañando a padres, madres y cuidadores en el desarrollo de la confianza que necesitan para abordar sus desafíos particulares de crianza.
Verónica Villablanca, directora de Implementación de Triple P Latinoamérica, explica que “los desafíos del crecimiento de un programa que entrega apoyo a la implementación a gran escala, es contar con una metodología que permita que sea costo efectivo, apoyando de manera simultánea a distintas organizaciones sin necesidad de duplicar o triplicar el gasto. Esto, gracias al marco de implementación de Triple P actualizado y a las nuevas herramientas desarrolladas recientemente, donde se generan estructuras que permiten agrupar comunas, monitorear y entregar una retroalimentación del servicio, entre otros procesos fundamentales”.
Por su parte, Javiera Cerda, directora de Capacitación de Triple P Latinoamérica, señala que “el principal desafío es mantener la esencia de la metodología, permitiendo que los profesionales tengan la confianza para flexibilizar. Es decir, que sepan cómo adaptar esta metodología a las familias con las que trabajan y a sus realidades locales, además de poder definir qué aspectos mantener para resguardar la fidelidad de un programa basado en evidencia”.
“Triple P apoya la implementación y fortalece las habilidades de los profesionales capacitados. Nuestro desafío es poder entregar estos servicios a escala con una alta calidad y fidelidad al programa, lo que requiere un trabajo explícito, sistemático e intencional por parte de nuestro equipo, difundiendo, comprometiendo, generando alianzas, ayudando a establecer metas, con el fin de que el programa se implemente con fidelidad en los distintos territorios, apoyando a los padres, madres y cuidadores de manera eficaz y oportuna, entro otras grandes tareas”, puntualiza Daniela Vildósola, directora de Proyectos y Políticas Públicas de Triple P Latinoamérica.